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ISBN 978-99925-16-64-5

Mestiza

Autor:Pérez de Cabral, María Amelia Sabina
Editorial:Servilibro S.R.L.
Materia:Novel
Público objetivo:General
Publicado:2023-05-18
Número de edición:1
Número de páginas:80
Tamaño:13x19.5cm.
Precio:Gs 40.000
Encuadernación:Tapa blanda o rústica
Soporte:Impreso
Idioma:Español

Reseña

Josiane BURGOS Mendoza vivió una vida azarosa en Asunción, durante la pos guerra de la Triple Alianza. Su existencia tuvo un milagro en sus inicios y esa estrella de bendecida por Dios le duró siempre. El 12 de agosto de 1869 fue salvada de morir quemada en el incendio del hospital de Piribebuy, ordenado por el conde D´ Eu, quien comandaba las tropas brasileñas. Él se encontraba en un estado de furia incontrolable y su intención fue matar a … enfermos, heridos, enfermeras y todo lo que
oliera a paraguayo, porque ellos habían matado a su adorado general Mena Barreto.
La madre de Josiane la salvó, era un indígena que había llegado al hospital cuidando a un ama enferma y tuvo el tino de salvar a su hijita, aunque ella quedó entre las llamas tratando de ayudar a la enferma que tenía a su cargo. Adoptada por una familia paraguaya Josiane tuvo una educación completa y contó con amorosos cuidados. Pero “vino la guerra y su saña ya nada ha dejado en pie”.
En la novela, la autora describe el ambiente en el que se movían los paraguayos, las tropas de ocupación y algunos extranjeros que vieron en Paraguay oportunidad de hacer negocios provechosos. Es como un fresco de los muchos sufrimientos que atravesaron nuestros ancestros. En este inmenso cuadro destacan las mujeres que respondiendo al hambre y a las necesidades de sus hijos e hicieron acopio de ingenio y voluntad para criarlos en ese páramo desolado en que había convertido la ciudad ocupada. Al mismo tiempo procrearon más hijos, la Asunción desierta, sin hombres no les daba esperanzas de recuperación, por eso ellas se esmeraron en la tarea de repoblar el país. De brindarles los cuidados que merecían los sobrevivientes quienes regresaban derrotados, desmoralizados y moribundos. Esas mujeres no ignoraron los sufrimientos masculinos y los recibieron como recibió a su hijo pródigo el padre de la Biblia. En el Paraguay había hambre si, pero también hubo amor y solidaridad.
Finalmente esa guerra acabó y también la ocupación, los nuevos paraguayos honraron esa generosidad de sus madres y 60 años después lucharon en otra guerra en la que resultaron victoriosos.

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