Réquiem para Nefilim (esos ángeles caídos) I
Esfuerzos que no fructifican. Proyectos que jamás llegan a ser campaña. Planos de papel que no se convirtieron en ladrillos. Prometedores tiros libres que malogradamente van a la tribuna sin rozar si quiera el arco ni ser desviados por el arquero. Pensamientos no pronunciados. Palabras no convertidas en acción.
Acciones que no responden al pensamiento que las motivó. Ríos que no llegarán a su mar. Frustrados emprendimientos que consumieron energías y no devuelven una satisfacción. Literalmente: "los caídos". Eran ángeles, pero querían ser humanos. No lo vieron como ascenso hacia el control de las emociones y dominio de las pasiones, carencias ambas de los ángeles pero virtud del humano que honra la vida, ejerciendo un libre albedrío que de los cielos hacia arriba no existe, pero en los terraqueos es naturaleza. Ellos descendieron, abortaron (significado de Néfel) su divinidad angelical, hicieron turbia su divinidad humana, y anduvieron perturbados, confundidos jugando a un juego ajeno en cancha visitante. Deambulando en mares de sentimientos inmanejables desde su ingenua incapacidad emocional, y siendo desbordados por un bellísimo mundo que detonó sus deseos arrasadores olvidando los modales, los permisos, y los perdones.