Reseña

La evaluación intermedia es la ocasión de identificar posibles reorientaciones de la programación necesarias para la consecución de los objetivos iniciales y, constituye un aporte esencial al balance intermedio. En este sentido, “está destinada a mejorar la calidad y pertinencia de la planificación, mediante el análisis cualitativo de los primeros resultados de los diversos tipos de intervención” Ramond (s/d).
El método de la evaluación intermedia se basa en un proceso de triangulación: de datos (cuantitativo y cualitativo), de técnicas (diferentes fuentes y técnicas de análisis de la información) y de métodos (inductivo y deductivo).
El aporte de la evaluación intermedia, como parte de un proceso evaluativo, es netamente cualitativo ya que busca comprender la relación entre lo planificado, lo actuado y las expectativas que se presentan. Desde este enfoque, se busca aportar -desde un mayor alcance y utilizando herramientas de recolección de datos de corte cualitativo (entrevistas, grupos focales, observaciones participantes, etc.) que recuperen “las voces de los propios actores intervinientes”- elementos que permitan la toma de decisiones para la mejora o ajustes en los objetivos y acciones de un Programa.
La evaluación intermedia constituye la ocasión de realizar un balance de los progresos alcanzados y de sugerir mejoras en determinados aspectos. La evaluación intermedia del PROCEMA pretende alcanzar un doble objetivo: satisfacer las necesidades de información del Programa, establecidas en el documento matriz del IIPE/UNESCO y satisfacer las necesidades de información de los organismos y entidades implicados en el Programa.
A su vez, la posibilidad de recuperar las voces de los actores que intervienen en el Programa de intervención socioeducativo -como lo es el PROCEMA - acerca y propicia el diálogo y el intercambio de información y de recursos, lo que puede significar un avance en el proceso de transformar las “buenas intenciones” en “buenas prácticas o resultados”