ESENCIAS
Antología Poética - Poemas de Amor
Paraguay cada vez se está consolidando más en el contexto erudito tanto en nuestro territorio como en la región gracias a grandes gestores culturales, poetas y escritores que a medida que va transcurriendo nuestro proceso democrático se van sumando más páginas en los libros producidos aquí. Tales productos van compensando nuestra auténtica deuda retórica que se ha traba-do por pasajes despóticos.
A las tres décadas de una reconstrucción literaria se suma la pospandemia, si bien en el apogeo del confina-miento surgieron lanzamientos de unos cuantos libros, es menester reconocer que nuevamente nos estamos readaptando a aquella pausa del 2019 donde todo fluía sin complicaciones y que con la llegada del bloqueo mundial, que mantuvo a la esfera en constantes zozobras, el escenario nos invita a volver a empezar los que opusimos una suerte de resistencia a aquella pesadilla.
En este febrero, coincidiendo con el mes del amor, y ya mencionando más arriba la importancia del tenaz es-fuerzo de gestores culturales, en este caso en particular, hago énfasis a la labor del incansable José A. Monnin que, a finales del 2022, ha convocado a un determinado grupo de poetas para rendir homenaje a uno de los sustentos del alma, y quizá el más alegórico, que nos mantiene de cierto carácter asentados y en avenencia: el amor, y como objetivo principal lanzar una antología poética donde los autores convocados aportarán sus consideradas inspiraciones para encumbrar dicho proyecto.
La poesía es tan necesaria para nuestros días porque es propiedad de nuestras almas, y cada verso emerge y encaja en ciertas situaciones de quien lo lee. «La poesía no es de quien la escribe, sino del que la necesita», ex-pone una frase por ahí y qué precisión manifiesta en tanta brevedad.
Tanto la portada como el sintético nombre: «Esencias» han surgido de votaciones por parte de los protagonistas para darle vida a este material que reúne todos los elementos románticos para la complacencia fresca y afable en una fecha correspondida, como debe de ser, como la esencia misma del amor.
Que no agonice el buen cariño, que se mantenga siempre latente para que cada día nuestro entorno humano sea más sensitivo, el amor es el único sortilegio del que puede uno estar seguro poseer y está obligado a saber utilizarlo porque en esa predisposición yacen las bienaventuranzas; el amor posee la decorosa pujanza de modificar el cosmos para bien.