Reseña

Visionarios, inquietos y soñadores, son algunos de los innumerables atributos inherentes a los guaireños y que los distingue, sea cual fuere el ámbito en que les toque desempeñarse, ora su tierra natal, ora allende las fronteras del Guairá.
Con casi solemne chirrido de bisagras, se abre la verja del libro de la vida en la mundología guaireña. A través de los visillos de la puerta de las vivencias, se pueden apreciar las virtudes de su personalidad y se lee con asombro la trayectoria vital de este peregrino alucinante, que regresa cargado de sueños de los sagrados lugares. Con ese mismo ímpetu, Melanio Agustín, presenta este nuevo material bibliográfico, que es un mosaico maravilloso en el cual queda plasmado el encomiable esfuerzo que en todos los ámbitos han desarrollado los guaireños, así como su enorme gravitación en el campo intelectual, educacional, artístico, profesional y religioso.
La consagrada pluma de Melanio Agustín, nuevamente nos regala un gran trabajo, compilando diversos datos e informaciones que son el andamio estructural que sostiene el presente libro, en un cuadro cronológico que constituye el relato de los sucesivos episodios protagonizados por los guaireños desde épocas pasadas hasta los tiempos actuales.
Se recuerda los grandes nombres de guaireños nativos y también de los adoptivos, pero junto a ellos, una copiosa nómina de figuras olvidadas o desconocidas que contribuirán a llenar las páginas de este libro; una mezcla de enseñanza y distracción sabiamente dosificada y que llevará al lector a hacerlo objeto de su lectura favorita.
Esta historia es eterna, porque hunde sus raíces en lo más profundo de nuestro inconsciente colectivo.
Los pueblos y ciudades, son como islotes abiertos en esa inmensa e intrincada masa forestal que es el Guairá, en cuyo centro se asienta la Reina Villarrica del Espíritu Santo, la ciudad culta.
El autor no ha temido escarbar en llagas ni espinosos recuerdos de esos hombres y mujeres que son capaces de enseñar a un niño con un libro en la cabeza que no debe caerse, para que aprenda a andar derecho, sin encorvarse jamás.
En tal sentido, el autor tiende a rescatar la singularidad del fenómeno guaireño en su experiencia terrígena, e investigar su gradación histórica y la severidad de sus costumbres que desembocan en tradiciones vitales.
La organización general del Mega Evento que recayó sobre los componentes de la legendaria Asociación de Músicos del Guairá (AMAG), fue cumplida a cabalidad, sin desperdicios.
El presente libro es un muestrario de una interesante secuencia histórica, como un espejo de la vida real, además, el autor con esto justifica sobradamente que el Guairá reúne todos los requisitos, y merecimientos para que sea declarado como la “Capital Nacional de la Cultura” por su Leyenda, Cultura inmensa y Tradición. De hecho, que, desde tiempos inmemorables ya fue reconocido y nombrado con ese apelativo, faltaría nada más justificar con una Ley de la Nación, y
este libro sería una carta convincente de presentación para documentar este título que, hasta hoy, informalmente poseemos los guaireños.
El espíritu romántico del guaireño, se siente atraído por una serie de valores e ideales, inspirado por el influjo de la exuberante naturaleza que la rodea, y las páginas permitirán al lector, a través del proceso de identificación, la sublimación de su propia identidad.
De hecho, como artista internacional, autor de una veintena de libros, conocedor profundo de las comunidades y sus habitantes, gran deportista, Melanio Agustín, es un importante protagonista de la historia aquí narrada con fina sensibilidad, pasión, fuerza constructiva y un dominio pocas veces visto, capaz de crear un clima poético y momentos alucinatorios, bajo una visión por momentos idílica, y al mismo tiempo, real y mágica. Él sabe que un público cautivado se quedará hasta el
final, y para mantener al público motivado, la actuación debe cautivar desde el principio. Puedo decir con un alto grado de certidumbre que encontrarán una combinación singular de historia, vivencias, hazañas, pedagogía, música, poesía, deporte y mucho más en esta amalgama de tantas andanzas de nosotros los “guaí”, como herencia dorada de la andariega Villarrica, la reina de esta tierra donde mana leche y miel: el Guairá.