Hacia una salud integral
El primer concepto y más difícil de entender y aprender que fue calando lento, como pequeñas gotas que iban agrietando el caparazón de conocimientos que nos brinda la facultad. Reconocer capaz que el tecnicismo primaba en mi profesión por sobre las ciencias humanitarias y que la carrera necesitaba y sigue necesitando un giro de enfoque para volverse más humanista tanto para el profesional como para el paciente.
Esta fue solo una de las debilidades de la odontología, una carrera que a mediados de los años setenta empezó a volverse cada vez más técnica. No nos mal entendamos, la técnica restauradora es muy importante para el mundo competitivo en el que vivimos, pero con poca fuerza para un aspecto importante de los seres humanos: “La motivación”
Es esta motivación la que puede conducir a los seres humanos a aspirar una mejor vida, a aspirar una mejor salud, a tener un ideal como sociedad, dentro del campo de la salud oral, es esta misma motivación, la que podría ayudar a a disminuir situaciones no deseables de salud oral y por ende ayudar a mejorar la salud general.
La implementación de esta estrategia motivadora basada en la promoción – educación, pilares de la Prevención requiere de espacios bien definidos para ser abordados y comprendidos por todas las especialidades de la Ciencia de la Salud y en especial la Odontología. Que, si bien ha mejorado desde mi formación en los años 90, tiene aun por recorrer un gran camino.
En este camino son actores fundamentales los docentes, pues son ellos junto con las distintas especialidades que integran la formación profesional, los que disponen del espacio para el desarrollo del futuro.
La filosofía de Educar promoviendo, conducirá a la prevención con herramientas fáciles y baratas, pero requiere de paciencia, pues son procesos que buscan cambios de actitudes, pero con los cuales se pueden lograr grandes cosas.