Reseña

¡Brutal! En la segunda semana de marzo de 2020, las autoridades de la universidad donde impartía una materia en el área de Comunicación Institucional decidieron suspender las actividades académicas. Desde entonces, nunca más volví formal-mente a pisar un aula de esa institución, primero porque la vuelta a clases presenciales tardó dos años y medio y, segundo, porque las carreras de la Facultad entraron en una profunda crisis de captación de estudiantes no solo por impacto del covid-19 sino también por la mala gestión institucional.
Pero fue un tiempo de oportunidades. Encerrado en casa con mi familia, pude dedicarme a escribir con insistencia artículos para revistas académicas en el área de educación y en el área de historia social y columnas de opinión para la revista Foco del diario La Nación, particularmente; su editora Adelaida Alcaraz, me abrió sus páginas para volcar mis reflexiones sobre el choque de la Pandemia en la educación aunque el sentido principal era entregar a los lectores ˗habituados a análisis económicos˗ una interpretación de la economía de la educación. Aquéllos artículos son los que precisamente conforman el 90% de este libro.
Durante la Pandemia, completé las evidencias para mi postulación al Programa Nacional de Incentivos a Investigadores del Consejo Nacional de Ciencias y Tecnología, así como a miembro del Consejo Nacional de Educación y Ciencias. En el primer caso, la resolución de mi selección como investigador candidato se publicó a fines de 2022, mientras que mi selección como consejero nacional se dio a conocer mediante decreto presidencial en abril de 2023. En definitiva, la cosecha dio sus frutos. Y los buenos frutos hay que compartirlos. También, realicé algunos cursos de actualización en modalidad a distancia.
En este trabajo, no es mi intención hacer una descripción de méritos personales sino de una experiencia particular con la que muchos docentes, padres y madres y estudiantes pudieran sentirse identificados. El impacto de la Pandemia en Educación son reflexiones abiertas que pueden aceptar la crítica sin que por ello dejen de lado la búsqueda de consensos para mejorar la educación paraguaya en todos sus niveles. Algunas preguntas transversales en los artículos son: ¿Qué hicimos? ¿Qué no hicimos? ¿Qué debemos hacer?
Los decisores públicos tienen en ciernes un gran compro-miso con la reforma de la educación cuyo modelo pedagógico, estructural y financiero es ya insostenible, caro, pesado, arcaico. La cuestión no es el nombre que le demos al Plan, sino cuáles prioridades debemos asumir en adelante con lo que tenemos. No obstante, el Plan Nacional de Transformación Educativa puede ser la política pública más importante del próximo quinquenio. La expectativa, al cierre de edición de este compendio, se centraba en las nuevas figuras educativas del próximo Ejecutivo y las medidas que asuman en tal sentido.
En definitiva, pongo en vuestras manos un material para pensar la educación que tenemos y la que queremos, para evaluar nuestra realidad educativa e imaginar la calidad de la educación que nos merecemos.
Areguá, mayo de 2023