Honores Jehechakuaa
Antología poética – Poemas patrios
En nuestra dimensión social son amplios los espacios que ocu-pan los héroes anónimos, aquellos que día a día forjan un ideal de progreso constante desde sus respectivos roles que, sin capas ni total patrocinio de la magnificencia u otros colosales privilegios, van por la vida con la frente en el horizonte, redescubiertos por el mismo sol y volviendo a sus respectivas moradas llegada la noche.
El cansancio es la manifestación interna de la grandeza, y quizá sea el motivo más reconfortante de los leales, de los honestos, de los ejemplares. Apenas afloja la madrugada y de nuevo se pone en marcha para repetir el mismo ciclo diario. Unos lo hacen viajando lejos, tomando distintos buses de alta competencia, no por la tecnología aplicada en su fabricación sino en la pisada de acelerador de los conductores que más de uno se cree Toretto; otros se exponen en las riveras de la noche plutónica -a decir de Poe- por las oscuras calles del paisaje urbano paraguayo siendo presa fácil de los malvivientes y toxicómanos. Otros se tuestan entre caprichosos cadillos, asada en mano. Algunos gozan de una especie de suerte, por así mencionarlo, al quedarse en casa a hacer malabares cuidando a los hijos o a otros familiares queridos.
Son muchos esos héroes anónimos de inmensa eficacia, vivos en cuerpo y alma, y los que ya permanecen en la memoria, son merecedores de todos los honores: madres, padres, trabajadores, maestros, héroes nacionales… y sus inmensos legados que aún permanecen y forman parte de la paraguayidad: la yerba con el sorbo del mate y el tereré, los símbolos patrios, la flor del lapacho, la lengua serena y pura, los mitos, las leyendas, los ndaje que aún siguen trasmitiéndose de generación en generación al igual que otros tantos valores más.
Es por ello que ha surgido, desde los pliegues del agradecimiento, Honores – Jehechakuaa, en honor, justamente, a aquellos que muchas veces el olvido les instala en un acronismo injusto y hace que el mundo se vuelva ingrato; aquí, de ponerles sobre la alfombra roja, en primera fila, con mención de reconocimiento especial y un pin de oro en el pecho se ha encargado un grupo de poetas de la pluma contemporánea, que elevan la savia encumbrada que aflora la sapiencia díglota, desde distintos rincones del privilegiado Paraguay.