Aromita
Fragancias del Mandu'a
Entre el trino de los pájaros, el aleteo de las mariposas, el canto de las cigarras, la majestuosidad de los palmares y el silencio misterioso de la naturaleza inicia y se desarrolla la vida de esta niña chaqueña.
El Chaco no es todo igual; por su amplitud y variabilidad climática, ecológica, cultural y lingüística se convierte en un bioma especial y distinto de los demás. Y dentro del Chaco se encuentra un mundo con características propias, me refiero a las estancias; y dentro de la estancia existe un rincón cultural desconocido a la mayoría de la población paraguaya: se trata del así llamado ‘retiro’. Este no tiene nada que ver con el concepto de ‘retiro’ usado en el lenguaje pastoral-religioso. El ‘retiro’ es una vivienda dentro de la estancia, casi siempre alejada del casco central de la misma. En el ‘retiro’ vive establemente un hombre que cuida el ganado de ese sector de la estancia y por lo tanto tiene ahí consigo a su familia: esposa e hijos.
En el caso de este libro se trata de una familia numerosa: papá, mamá y once hijos. Ahí viven solos ellos, sin vecinos, en el medio del campo y de los animales. Están sumergidos en la naturaleza, en el misterio y en la magia de lo desconocido. Allí empezó la historia maravillosa de la niña de este libro, que es una historia autobiográfica.
Una niña atenta, curiosa, deseosa de conocer, de penetrar los secretos de su entorno y de desarrollar su vida. Es ávida de lectura y de estudio, ansiosa de aprender. Pero, ¿Cómo hacer? En la estancia no hay escuela. Cerca, no hay nada ni nadie.
Es así que emprende un viaje, el primer viaje de su vida donde, como en una novela apasionante, se le abre un mundo desconocido y viaja con el tractor, con el ómnibus y con el barco por el rio Paraguay. Ella solo conocía los tajamares recubiertos de aguape’y, ahora conoció la majestuosidad del inmenso río que cruza el Paraguay de norte a sur, naciendo en Brasil y desembocando en el océano Atlántico.
La niña se maravilla por esta experiencia: descubre, analiza, valora y atesora cada detalle. Llega así por primera vez a un pueblo de la región oriental, Villa del Rosario, para hacer su ingreso al primer año de la escuela. Vive en casa de los abuelos maternos donde experimenta otros alimentos, costumbres y tipo de vivienda, además de nuevas relaciones con los compañeros y con la maestra. Proviniendo de una familia aislada de un rincón del Chaco, la niña se abre a los otros, a los que hablan diferente lengua y tienen otras ideas, otras costumbres. Entra bruscamente en la etapa de la interculturalidad, del conocimiento del otro y de diversas culturas. De su mundo construido compactamente alrededor de la lengua guaraní con su inestimable y sublime riqueza, se abre a la cultura castellana y urbana.
La lectura de este libro es atrapante, ágil y debería ser leído no solo por la niñez, sino por todo ciudadano del Paraguay. No es simplemente una colección de anécdotas de vida de una niña chaqueña, aquí estamos frente a un bellísimo texto etnográfico, que recoge numerosos aspectos culturales desconocidos del Paraguay.
El texto está además enriquecido con frases en guaraní; frases tí-picas que suenan en la cultura guaraní con una vibración especial y llegan hondamente al corazón de quién las escucha.
La antropología es la ciencia que estudia las diversas culturas hu-manas en su entorno ecológico. Aquí Isidora Gaona, quizás sin siquiera darse cuenta, nos ofrece un ensayo armonioso y completo de su mundo y de su cultura en los aspectos tangibles e intangibles, físicos y espirituales, personales y sociales, posibles y utópicos.
La Autora nos ofrece así maravillosas páginas de su vida de niña y de su proceso de crecimiento hasta ser hoy una reconocida y aprecia-da educadora bilingüe. Hay que remarcar que ella quedó gratamente impresionada por el trato de una de sus maestras de la primaria. Tanto le impactó la manera con la que enseñaba, conversaba y cuidaba a sus alumnos que despertó en ella el deseo de imitarla y ser en futuro una maestra como ella.
¡Qué importante es esta anécdota! De aquí la necesidad de que todo docente enseñe con pasión y amor. La docencia no es un trabajo cualquiera. Don Bosco solía decir: ‘la educación es cosa del corazón’.
José Zanardini