Esqueleto de tinta
Alucinante, paranormal, metafísico, onírico, atemporal y místico. Una simbiosis en la que se conjugan la angustia existencial y el romanticismo lírico, gótico y oscuro, con un final digno de una época marcada por el apogeo feminista.
«Luzbelina», «Navimonia», «La Mujer Ceniza» y «Belleza Erógena», enmarcan quizá la antesala y el preludio de una «Liberación» «tantas veces vencida», en tanto «huye desvalida la víctima del monstruo» y «las letras se descalabran en los aposentos del alma».