Reseña

Leer «Las Chichas del Gym» es similar a ver un film de Andréi Tarkovski, el director ruso que, en sus largas escenas, describía visualmente la belleza de lo cotidiano, casi como obras de arte. La prosa de Sofía Raquel ha adquirido esa sutileza. Los detalles casi fotográficos de lo que ocurre en el contexto social del gimnasio, donde acuden Tina, Nori, Sil, Marilú y Sole, son historias pequeñas que ocurren en cualquier barrio de Asunción, o de cualquier ciudad. Es como caminar o andar en vehículo, en las intrincadas calles de esta ciudad, donde me animo a decir que, para la autora, es casi lo que significó Areguá para Gabriel Casaccia.
Esa cotidianidad se disfruta en las letras de Casabianca, y puedo dar fe de eso, un proceso en el cual la autora ha madurado en la finura de sus relatos. Lo que ya se leía muy bien en obras anteriores, ahora tiene la belleza de una prosa propia, una rubrica que hacen doblemente interesante «Las chichas del gym». Los delicados diálogos en el “grupito de WhatsApp", la interacción con cosas tan invisibles a lo diario, hacen que el lector pueda encontrar un sinnúmero de cuentos y pequeños relatos, los cuales convergen en la gran historia que envuelve a las protagonistas.
Singularmente, le tengo cariño al relato sobre Serafina Dávalos, al leer Honoria y yo estuvimos juntas hasta la muerte; nuestro compromiso no fue ante un juez, testigos ni ante el altar de la iglesia. Nuestra unión no encuadraba en ninguno de los parámetros ni normas imperantes, no puedo dejar de recordar cuando con Sofía Raquel hablábamos de la brillante tesis, y luego el cruel final de la primera abogada de Paraguay. Serafina merece una reivindicación de toda la sociedad paraguaya. El relato de la autora, bien puede ser el inicio de ese acto de justicia histórica, con una mujer que luchó contra toda la moralidad asuncena de principios del siglo veinte.
Esta novela es un nuevo aporte, a la cada vez más proficua literatura femenina en Paraguay, que desde hace décadas está demostrando ser la bandera de casi toda la literatura paraguaya. Con un número creciente de lectoras y escritoras, no es nuevo ni es una visión parcialista: la literatura femenina es una marca registrada de la actual literatura paraguaya. El lector puede tener la seguridad de que leerá una obra que lo sumergirá en una historia, que puede ser la de cualquier habitante de esta ciudad, o de cualquier otra; el realismo es mágico cuando las descripciones son exactas para imaginarlas.
Osvaldo Olivera