La sed del caminante
Mientras leía estos poemas, estas prosas de sutil reflexión y dulce profundidad, me encontré con una visión maravillosa del Chaco, del poder y la energía transformadora de esta tierra, que se vuelve misteriosamente telúrica.
Siento aquí una voz poética que la representa con una veneración emocionante. Abruma y conmueve esta capacidad de ver lo magnífico en lo desafiante, lo bello en lo terrible, y de encontrar los mensajes acertados de la naturaleza, recogerlos como se recogen las hojas caídas en el camino, tomarlos e interpretarlos, traducirlos para los demás como un mediador entre la tierra y los cielos”.
Irina Ráfols