Reseña

Haberse explayado, aunque fuese brevemente, sobre la ilustre personalidad de alguien como don Juan Natividad González Paredes, o, sencillamente, don J. Natalicio González, comporta un enorme compromiso y resulta una gran responsabilidad, porque con mucha osadía se está abordando sobre la vida y el protagonismo de uno de los
intelectuales más excelsos de la patria, que ha investigado, amado y resaltado en mayúsculas lo que era y es lo nuestro, en ancas de una rejuvenecida paraguayidad, que pareciera haberse desteñido un tanto, al haber estado transitando entonces por estadios históricos muy tortuosos que afectaron a nuestra heroica nación.
De hecho, un ser humano como don J. Natalicio González, dotado de una incomparable inteligencia, no habría de nacer todos los días, sino en muy esporádicas ocasiones, y de la mano de venturosas circunstancias, y de singulares momentos de albricias sin par y de reverdecida felicidad.
Ha venido al mundo en un hogar campesino muy humilde, signado por el hado luminoso de un mejor porvenir para la patria, a través del esfuerzo consagratorio de la inteligencia al servicio de la verdad y en bien de un quehacer más significativo, al amparo de los manes de la eternidad, y con proyección rutilante hacia todas las generaciones venideras.
Finalmente, esta modesta obra pretende poner de resalto lo que ha sido don J. Natalicio González para toda la comunidad nacional del país, y en especial para la comunidad intelectual, en cuyo contexto ha dejado como legado una alta convicción de especial valoración de la legítimamente nos pertenece como Estado Nación de auténtico origen guaraní. (Del epílogo de la obra)