Clavel del aire
El clavel del aire es una bromelia silvestre que abunda en la provincia de Misiones (Argentina). Es una hermosa flor del monte que se desplaza por los pueblos y ciudades del litoral. Clavel es también el nombre con el que se bautiza a la protagonista de esta historia, una mujer campesina paraguaya que ha circulado por distintos lugares de desgracia: el criadazgo, el embarazo adolescente, la explotación laboral, la migración
forzada. En el transito por múltiples violencias, Clavel es salvada por su aguerrida personalidad, pero también por la fortuna de haber encontrado a otras mujeres que la cuidaron en cada pedacito del mundo por el que le tocó pasar.
Una de las cosas más bellas de este libro es la simpleza con la que se narra la magia del mundo campesino paraguayo, donde las fiestas, las siestas, el tereré conviven con personajes como el Pombero y el Yasyyateré, que no son secundarios y que se relacionan con los y las protagonistas casi en igualdad de condiciones, influyendo en sus decisiones.
De la misma manera se observa una convivencia de saberes: es tan importante para una familia campesina poder acceder a la educación de calidad, como tener conocimientos de la medicina de yuyos o entender los mensajes que vienen de los sueños.
El romanticismo de las líneas de esta historia no disfraza las injusticias, pero sí las hace más digeribles, porque si las mismas situaciones fueran contadas con crudeza, Clavel del aire sería simplemente imposible de ser leído. Beny, la madre de Clavel, encarna la amorosidad de las kuña guapa. Esta figura se reitera y se multiplica a lo largo del libro con
otros rostros y nombres. Las mujeres y el cuidado son cuestiones centrales para la historia, aun cuando reciben el desprecio patriarcal; ellas con su mismo nacimiento “asesinan” la continuidad del apellido paterno y no hay lugar en la sociedad para una madre sola. Así, los mandatos machistas arruinan la celebración y el disfrute que debería
significar la llegada de una vida nueva.
La adolescencia aparece como un momento híbrido de lógica inmadurez y la insistencia de un hombre adulto que no admite un “no” como respuesta. Clavel no podrá elegir, otros decidirán por ella, y se transformará en una cautiva de su destino. Aunque el resto de los
personajes que la rodean no parecen ser malos por naturaleza, a lo largo de la historia viaja con el lector la preocupación de los peligros conocidos, los que aparecen todos los días en las noticias a las que lamentablemente nos hemos acostumbrado. Las niñas en Paraguay, además del trabajo doméstico, están asechadas por el mercado sexual, las tenaces golpizas y las desapariciones con destino incierto.
Me resulta muy difícil terminar este prólogo sin hacer mención a su autora, porque este libro es exactamente como Lilian, sensible. Es una historia que, como todo lo que hace ella, fue escrita con ternura para para cuidar la vida. Lilian es una mujer motorizada por el amor que siente por la humanidad y la admiración hacia las demás mujeres trabajadoras.
Lilian escribió esta novela para ayudar a otra mujer a sanar. Lo hizo cada mañana mientras iba a limpiar casas particulares en Buenos Aires, en los transportes públicos, a lápiz y papel. Pagó su primera edición en cuotas, con su salario de trabajadora doméstica.
Escribió este texto porque sintió que podía hacerlo. Lilian es una verdadera escritora popular y además es una mujer como tantas paraguayas, indispensables para sostener la reproducción de la vida.
¿Habrá Lilian salvado a Clavel? No lo sabemos, pero seguramente al escribir esta historia torció su propio destino al salvarse a si misma, a sus hijas, a sus amigas, a su familia, a sus muchas lectoras y, por qué no, lectores.
Cuántas veces escuchamos relatos que nos parecen importantes y sentimos que podrían ser inmortalizados en un audiovisual, pero en pocas ocasiones nos animamos a asumir la tarea narrativa con valentía, porque en el fondo creemos que eso es trabajo de otros, otras, que estudiaron, que tienen determinadas herramientas, y así nomás nos
entregamos a la comodidad de lo “imposible”. Con este libro Lilian demuestra que todos, todas, podemos contar las historias de nuestra gente y hablar de las cosas que nos parecen importantes para no delegar en la tiranía superficial de la agenda televisiva. Por eso, es motivo de inmensa celebración que Clavel del aire sea reeditado en Paraguay porque esta historia es un espejo sobre aquellos pendientes que heredamos y de los que aún no nos hemos despojado.