La buena suerte de Olivo Monguto
Los distintos escenarios del relato, tanto en Camberra, Sídney, en viajes al campo, en el olor del asfalto mojado, en la bruma matutina, como en las miradas furtivas de quienes saben más de lo que cuentan. Desde las líneas iniciales, Bedoya nos invita a mirar con desconfianza a cada personaje, a preguntarnos adónde nos llevan los paseos en carretera y al descubrimiento inquietante de peluches colgados en árboles al costado de una ruta campestre, en camino a un pequeño y perdido pueblo llamado Braidwood. ¿Acaso esos muñecos guardarían un mensaje a ser tenido en cuenta?
La nouvelle tiene un ritmo preciso entre la anticipación y la revelación, en el que el lector encontrará que hasta el más pequeño detalle puede ser decisivo. Estas líneas apenas dejarán entrever lo que vendrá, no habrá certezas fáciles ni sospechosos evidentes en el laberinto narrativo, que está inmerso en un delicado entramado de emociones humanas.
Sawit Kassa Monguto