 
                            Jugando a ser dioses
Los cimientos de la destrucción
Al parecer la actitud de erigirse en una especie de hacedor de algo nuevo es una tentación muy grande para muchos, más de lo que nos podríamos imaginar, pues no se limita solo a milenarios filósofos, gobernantes ni investigadores científicos.
El ser humano es capaz de generar las más grandes ideas con el navío más poderoso del mundo que es la mente, independientemente de que estas ideas sean buenas o malas, la arrogancia existente en muchas mentes, es tal, que si pudiera, como diría Cicerón, torcería la voluntad de las leyes eternas e inmutables y de hecho, no pocos lo sostuvieron literalmente como el caso de Lenin que sentenciaba “si el socialismo es contrario a la naturaleza, entonces cambiaremos la naturaleza” … La nota resaltante es que para cambiar, para imponer, para reconstruir, es necesario un factor determinante: destruir.