Expediente judicial electrónico
¿Cómo aprendo a utilizarlo? servicios webs y apps para celular.
La tecnología gana la carrera. Todos nos sentimos lentos a su lado. Todos sentimos sino temor, dificultad e incomodidad en adaptación. Pero sin duda alguna son los ingredientes necesarios de todo cambio de era, porque en la Justicia, estamos ante un cambio de era y sin temor a equivocarnos, en el mundo también.
La Pandemia del COVID-19 ha significado un desafío mundial en todas las áreas de nuestra vida. Vivimos un momento histórico con los mismos componentes de una guerra mundial, el enemigo es invisible, está en el aire, a metros de distancia, lo que nos hacía felices, útiles, productivos y vivos, hoy amenaza nuestra propia existencia, luchamos contra lo desconocido, contamos con armas antiguas y nuevas, entre las antiguas, la cuarentena, el alcohol, el jabón y entre las nuevas, la tecnología que nos une, nos comunica, nos informa y nos permite seguir trabajando.
Menos de cuatro años atrás, cuando se inauguraba el expediente judicial electrónico en el Paraguay, los escépticos eran mayoría, sus detractores pronosticaban su fracaso y que la falta de infraestructura, la baja calidad del servicio de internet y hasta la inestabilidad del servicio de energía eléctrica conspirarían en contra y en poco tiempo el reinado del papel en tribunales se mantendría invicto.
Con dificultades esperables y mentes tradicionales acostumbradas a lo conocido, el papel, se conquistó aquella primera etapa, digitalizar los juzgados de Asunción y que el servicio de justicia funcione para recepcionar 24 horas, los 7 días de la semana y a pesar de la resistencia natural a los cambios, del mínimo presupuesto, la expansión continuaría según lo proyectado, cuando de repente, el mundo paró. Llegó el COVID-19 y los tribunales en el mundo entero vieron afectados sus servicios. Pero, la Justicia, al igual que los servicios de salud, no puede parar.
Y de la crisis, la oportunidad. De un día para otro, los juzgados electrónicos se trasladaron a las casas de los jueces y desde allí siguieron trabajando en plena cuarentena obligatoria decretada por el gobierno a partir de la primera quincena del mes de marzo, con los límites que esta impone, la Corte Suprema de Paraguay habilitó el trabajo a distancia y la tecnología que muchos rechazaban y no le tenían fe, se convirtió en la mejor aliada, pues lo conocido, el papel, lo tradicional, las audiencias cara a cara, las aglomeraciones en juzgados y tribunales se convirtieron de un día para otro en posibles focos de contagio y riesgo para la salud de todos.
Entonces, ante esta experiencia vivida, única en los últimos cien años, tenemos lecciones aprendidas que no pueden dejar de ser compartidas, creemos que este cambio de circunstancias nos obligan a cambiar de opinión en nuestro concepto-relación hacia la tecnología, nos obligan a incorporarla en nuestras vidas, nos obligan a idear estrategias o quizás hasta recetas para adaptarnos al cambio, que al final del día siempre resulta lo único seguro en nuestras vidas.