Reseña

Todos tenemos que purificarnos, y cuanto antes lo hagamos mejor. Purificarse significa aclarar los posos turbios de nuestras almas y limpiarlos, simplemente eso, limpiarlos. Además, todos tenemos que tratar de reconciliarnos con el mundo si es que no nos gusta o nos repele lo que vemos, y para hacerlo, tendremos que cambiar la óptica con la que normalmente solemos contemplarlo, ya sea desde arriba o desde abajo, desde la derecha o desde la izquierda, y si nuestra óptica es positiva, el mundo que veamos no será mejor de lo que es, pero lo entenderemos mejor para adaptarnos mejor al mismo, y aceptar a los demás como son, y aceptar las cosas que suceden como contingencias o sucesos en el marco de un destino libre o preestablecido: con sus vicios y virtudes, con sus luces y sus sombras. Si lo logramos, no seremos más felices ni menos felices, pero tendremos más paz con nosotros mismos, y esa misma paz servirá y aprovechará a los demás. Me gustaría expresar esto mismo que estoy escribiendo aquí con un poema de reconciliación y paz interior: