Reseña

Una actividad procesal prevista a favor de las partes en el marco de un proceso penal, es la de formular incidentes, entendido esto, como aquel planteamiento de carácter accesorio, formulado por las partes con el fin de resolver una cuestión que de alguna manera tiene relación con el proceso en sí.
Estos incidentes pueden ser planteados por las partes en diversas etapas del proceso penal, pero a los efectos de esta colección de incidentes, el autor resolvió solamente reflexionar con relación a aque-llos que fueron interpuestos durante la tramitación del juicio oral o que debieron ser planteados en su transcurso.
Pues como bien se sabe, todos los días, entre las 8 y las 13, múltiples comparecencias se desarro-llan en grandes o pequeñas salas tribunalicias, acon-dicionadas o no, en las cuales uno o tres jueces escu-chan o al parecer lo hacen a uno o dos fiscales y que-rellantes (sí los hay), reclamando la condena de un sujeto conocido como acusado y luego el defensor usa o no sus dotes del habla para defender al suso-dicho.
Allí mismo, luego de una serie de actos ritua-les, este juez o los tres, según la circunstancia dictará nada más y nada menos una sentencia en nombre del Estado Paraguayo, ordenando la libertad sin culpa y pena o bien, la grave condena que confinará los próximos días del acusado.
Este ritual podría parecer monótono, aburrido por lo cadencioso, más en el ir y venir diario en estas salas o salitas, créeme ocurren y discurren muchas cosas.
Tantas que van desde los dimes y diretes hasta llantos y desmayos, acusaciones, amenazas o perdo-nes, siendo así ya te imaginarás querido lector o lec-tora que los incidentes, las anécdotas nunca faltan, sonrisas o sustos, discusiones y por sobre todo ner-vios.
Pero hete aquí, que, durante el desarrollo de los juicios orales, se halla prevista la posibilidad de que se formulen los llamados incidentes, que no son sino formulaciones de las partes ante circunstancias que previstas o no podrían alterar e incluso extin-guir el proceso penal en sí mismo.
¿No es acaso que la vida nos enseña permanen-temente? Pues bueno esa es mi propuesta en este sencillo acto del escribir, que no es otra cosa que compartir díceres y pareceres de los actos del juicio oral y desde allí recordar las diferentes normas que podrían encender la vela que ilumina nuestro ca-mino a la justicia o bien llevarnos a la profundidad de la irremediable ceguera iuris.
Tal cual la hojarasca de otoño que parece inocente y queda en su larga caída, pero pisada hace ruido y mucho, estos incidentes y sus modos de re-solver en los juicios orales, podrían pasar desaperci-bidos, pero rescatados y analizados, hacen también ruido y mucho.