Reseña

Con el afán de seguir avanzando en la atención integral de las mujeres y mejorar sustancialmente su calidad de vida, el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social plantea estrategias, normativas y planes que contribuyan a la prevención y control de la morbimortalidad femenina.
Para esto, es necesario elevar progresivamente los estándares de los servicios de salud, ampliando la oferta y facilitando el acceso, optimando la calidad de la atención y la oportunidad de las intervenciones diagnósticas y terapéuticas, todo ello de manera equitativa y con enfoque de derechos y género.
Las políticas públicas deben adecuarse a las necesidades de cada etapa de la vida de la mujer teniendo en cuenta sus diferentes características y considerando que las acciones sanitarias adoptadas en una etapa tendrán sus implicancias en la salud y la calidad de vida de la siguiente, hasta llegar a la de la mujer adulta en etapa post-reproductiva.
Las mujeres han experimentado cambios en diversos aspectos, como la inserción laboral, el aumento de la expectativa de vida y los cambios de roles sociales; todos estos deben ser tenidos en cuenta al momento de la atención de su salud.
Estas orientaciones técnicas surgen ante el desafío de mejorar la salud y la calidad de vida de la mujer adulta, en la etapa que va desde la declinación de la fertilidad hasta los 60 años o más. Es producto de un trabajo multidisciplinario e interinstitucional que pretende plasmar un enfoque integral de salud con recomendaciones concretas y basadas en la mejor evidencia disponible. Con la visión de que la atención de mujeres en menopausia o cercana a esta representa un gran desafío, se plantean la oferta de servicios por niveles de atención y criterios claros de derivación del primer nivel al segundo nivel de atención con el fin de dar respuesta, tanto a síntomas a corto plazo, como a los problemas de salud a largo plazo.
Brindar calidad en la atención no es actuar siempre de la misma manera, es ajustar las acciones a las necesidades de cada persona y acorde a la última evidencia. Este material no pretende reemplazar las competencias individuales de los y las profesionales, sino que apunta a ser un instrumento que contribuya y les oriente, tanto a ellos como a las mujeres, en la toma de decisiones.