Educación inclusiva y diversidad
La educación inclusiva emerge como una respuesta evolutiva a las demandas de una sociedad diversa y en constante cambio. Este movimiento, arraigado en la equidad y la justicia, busca transformar los sistemas educativos para abrazar todas las formas de diversidad humana, desde las discapacidades hasta las diferencias culturales y socioeconómicas. La inclusión no es solo un objetivo pedagógico sino un compromiso ético que refleja un profundo respeto por cada individuo y su potencial único. En el corazón de la educación inclusiva yace la convicción de que todos los estudiantes, independientemente de sus particularidades, tienen el derecho a aprender juntos en ambientes que promuevan su máximo desarrollo personal, social, y académico. Este principio desafía las prácticas educativas tradicionales, que a menudo segregaban a estudiantes basándose en sus necesidades educativas especiales o diferencias culturales, y propone un modelo educativo donde la diversidad es vista como un recurso valioso y no como un obstáculo (Delgado-Valdivieso et al., 2021).