Reseña

A modo de Prólogo

Los cuentos que aquí se cuentan fueron historias que por aquí y allá se cuentan, y dejan de ser historias de barrio y se transforman en cuentos. A veces la historia tiene la seriedad de un suceso real y le ofrendamos tanto respeto que al contar pedimos disculpas por nuestros olvidos ocasionales.
En cambio, al contar un cuento, si se nos aparece el señor olvido, podemos sustituir alguna parte del relato por otra anécdota similar sin cambiarle la esencia, tal vez el nudo, pero nunca el desenlace.
Así aparecen los cuentos de Pedro Urdemales, este viajero colonizador que nos llega de España, lleno de mañas que el gran Cervantes ya consignó y bautizó, pero al pisar tierra paraguaya cambió su identidad por la de Perú Rimá, enfocándose siempre, sin embargo, en escamotear centavos a don Rey a través de sus representantes oficiales y al cura parroquial.
Pedro Urdemales no aparece en estas historias, quedó relegado en los archivos de la computadora para emerger en otras publicaciones y caballerosamente dar lugar a Guillermo, Piti, Juliana, Mauricia, Eulalia, Venancia, María Julia y Tomasito y otros cuyas historias escogimos. El cuento de Stavum es aquí extraído de un mito, pues se pretende que si entendemos los mitos (reales, no los inventa-dos) podamos comprender mejor al pueblo que los porta. Tal es nuestro deseo en el caso de Stavum, cuyo relato nos cuenta la ancestral historia de un pueblo que fue prisionero de los incas. Una historia demasiado antigua para que los actuales jóvenes nivaclés la sepan y tan repetida en una reciente antigüedad que se convirtió en mito. Y el mito nos cuenta que el pueblo era azotado por los ataques periódicos de las tribus del norte, aquellas que vivían en las montañas donde habitaban los cóndores. Estas bajaban a las llanuras del Gran Chaco americano en busca de esclavos y seres humanos para ofrendar a su dios. Los llevaban al norte en las montañas, maniatados y a pie, mientras el pueblo sometido subía y subía altas montañas, tan altas, que ellos creían estar cerca de las estrellas. Pero toda calamidad humana alguna vez termina, y así, luego de muchos decenios, tanto que les es imposible recordarlos, apareció un salvador que los libró de aquel mal.
Este libro de cuentos que tienen en sus manos, no tiene principio ni fin, porque son cuentos, donde cada uno cuenta una historia, que no es otra cosa que una historia conocida por ustedes, la misma historia humana vivida en diferentes tiempos y diferentes realidades.